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Tema semanal - Cirrosis hepática

TEMA SEMANAL: CIRROSIS HEPÁTICA

 

El Departamento de Salud y Calidad de Vida, dependiente de la Dirección General de Bienestar Universitario, en colaboración con la División de Enfermería y Prevención en la Salud en esta oportunidad contamos con el aporte de de la Enfermera Profesional Karina Suarez (MP 180.294), que desempeña sus funciones en la Delegación San Fernando de esta casa de altos estudios quién nos acerca información sobre el tema (video)
 
La cirrosis es una etapa tardía de la cicatrización del hígado, producto de muchas  formas de enfermedades hepáticas, como la hepatitis y el alcoholismo crónico. 
 
Cada vez que el hígado sufre una lesión, ya sea por enfermedad, consumo excesivo  de alcohol u otra causa, intenta repararse a sí mismo. En el proceso, se forma un  tejido de cicatrización y a medida que la cirrosis avanza, se forman cada vez más  tejidos de cicatrización y hacen que el hígado funcione con dificultad. Por lo general,  el daño al hígado causado por la cirrosis, no puede revertirse, pero si la cirrosis  hepática se diagnostica de manera temprana, se puede limitar el avance del daño. 
 
La cirrosis, por lo general, no da señales ni tiene síntomas hasta que las lesiones  hepáticas se hacen grandes, cuando sí hay signos y síntomas, estos pueden incluir: 
➢ Fatiga. 
➢ Aparición de hemorragias o hematomas con facilidad. 
➢ Pérdida de apetito. 
➢ Náuseas. 
➢ Hinchazón de las piernas, los pies o los tobillos. 
➢ Pérdida de peso. 
➢ Picazón en la piel. 
➢ Decoloración amarilla en la piel y los ojos. 
➢ Acumulación de líquido en el abdomen. 
➢ Vasos sanguíneos en forma de arañas en la piel. 
➢ Enrojecimiento en las palmas de las manos. 
➢ En las mujeres, ausencia o pérdida de periodos no relacionados con la  menopausia. 
➢ En los hombres, pérdida del deseo sexual, agrandamiento de los senos o  atrofia testicular. 
➢ Confusión, somnolencia y dificultad en el habla.
 
Una amplia variedad de enfermedades puede dañar el hígado y provocar la  cirrosis.
 
Entre las causas se incluyen las siguientes: 
➢ Abuso crónico de alcohol. 
➢ Hepatitis viral B,C y D crónica. 
➢ Acumulación de grasas en el hígado. 
➢ Acumulación de hierro en el cuerpo. 
➢ Fibrosis quística. 
➢ Cobre acumulado en el hígado. 
➢ Vías biliares mal formadas. 
➢ Trastornos hereditarios del metabolismo del azúcar.
➢ Desorden digestivo genético. 
➢ Destrucción de las vías biliares. 
➢ Endurecimiento y cicatrización de las vías biliares. 
➢ Infección, como sífilis o brucelosis. 
➢ Medicamentos, entre otros. 

Factores de riesgo 
✔ Consumir demasiado alcohol. 
✔ Tener sobrepeso. 
✔ O padecer hepatitis viral.
 
Las complicaciones de la cirrosis pueden incluir: 
➢ Presión sanguínea alta en las venas que alimentan el hígado (hipertensión  portal). 
➢ Hinchazón en las piernas y el abdomen. 
➢ Agrandamiento del bazo. 
➢ Sangrado. La hipertensión portal puede hacer que la sangre se  redireccione a venas más pequeñas. Fatigadas por la presión adicional, estas  venas más pequeñas pueden explotar y causar un sangrado grave. 
➢ Infecciones. Si tienes cirrosis, tu cuerpo puede tener dificultad para  pelear contra las infecciones. 
➢ Desnutrición. La cirrosis puede hacer que sea más difícil para el cuerpo  procesar nutrientes, y esto causa debilidad y pérdida de peso. 
➢ Acumulación de toxinas en el cerebro. Un hígado dañado por la cirrosis  no puede eliminar toxinas de la sangre. Estas toxinas luego pueden acumularse  en el cerebro y causar confusión mental y dificultad para concentrarse. Con el  tiempo, la encefalopatía hepática puede avanzar hasta provocar la ausencia de  respuestas o un estado de coma. 
➢ Ictericia. La ictericia ocurre cuando el hígado enfermo no elimina de la  sangre suficiente bilirrubina, un producto de desecho sanguíneo. La ictericia  causa que la piel y los ojos se ponga amarillos y la orina oscura. 
➢ Enfermedad ósea. 
➢ Aumento del riesgo de padecer cáncer de hígado. 
➢ Cirrosis crónica reagudizada. Algunas personas terminan  experimentando insuficiencia multiorgánica.
 
Diagnóstico 
Las personas con cirrosis hepática, en etapa temprana generalmente no tienen  síntomas. Frecuentemente, la cirrosis se detecta por primera vez a través de un  análisis de sangre o control de rutina. Con el fin de ayudar a confirmar el  diagnóstico, se suele hacer una combinación de análisis de laboratorio y de  diagnóstico por imágenes. 
También el médico puede ordenar una biopsia, que es una muestra de tejido, no es  obligatoria para el diagnóstico. Sin embargo, el médico puede ordenarlo para  identificar la gravedad, el alcance y las causas de las lesiones del hígado. 

El tratamiento para la cirrosis depende de su causa y de la medida del daño al  hígado. 
Los objetivos del tratamiento son de hacer más lenta la progresión del tejido  cicatricial en el hígado, y de prevenir o tratar los síntomas y las complicaciones de la  cirrosis. Si el daño al hígado es grave, quizás sea necesario la internación. 
En la etapa temprana de la cirrosis, se puede minimizar el daño hepático si se trata la  causa de base. Entre las opciones se incluyen las siguientes: 
➢ Tratamiento para la dependencia del alcohol. 
➢ Pérdida de peso. 
➢ Medicamentos para controlar la hepatitis. 
➢ Medicamentos para controlar, otras causas y síntomas de la cirrosis, pueden frenar la evolución de algunos tipos de cirrosis hepática. 
Otros fármacos pueden aliviar algunos síntomas, como la picazón, la fatiga y el dolor.  Es posible que se indiquen suplementos nutritivos para contrarrestar la desnutrición,  asociada con la cirrosis y para prevenir los huesos débiles.
 
Para la Prevención 
✔ No beber alcohol o consumir en pequeñas cantidades, según la ocasión,  para que no se haga una adicción. 
✔ Dieta baja en sodio. La sal en exceso puede hacer que tu cuerpo retenga  líquidos, lo cual empeora la hinchazón en el abdomen y las piernas. 
✔ Alimentación sana. Las personas con cirrosis pueden experimentar  desnutrición. Esto se puede combatir con una dieta saludable en base a plantas  que incluya una gran variedad de frutas y verduras. Eligir proteínas magras,  como las legumbres, carnes blancas y evita los mariscos crudos. 
✔ Reducir el consumo de grasas y comidas fritas o envasados. 
✔ Evitar infecciones. La cirrosis hace que sea más difícil pelear contra las  infecciones, evitar a las personas que están enfermas, y lavate las manos con  frecuencia. 
✔ Reducir el riesgo de hepatitis, compartir agujas y tener relaciones  sexuales sin protección, puede aumentar el riesgo de contraer hepatitis B y C. 
✔ Vacunarse contra la hepatitis A y B, la influenza y la neumonía. 
✔ Utilizar medicamentos de venta libre con precaución. La cirrosis hace  que sea más difícil para tu hígado procesar fármacos. Por esta razón, consultar a  tu médico antes de tomar cualquier medicamento.